Porque un año es como 365 días contigo
Parar, sentarme, acostarme. Estas tres actividades he estado haciendo desde que me senté para escribirte, muchas emociones vienen ahora, a su vez me impulsan a escribir como también me paralizan, no sé por dónde iniciar. Querer hacer esta carta romántica la vuelve más compleja. Mis días contigo son de completo romanticismo, un romanticismo que a ojos de tu madre no se llega a entender, pero a los ojos mi corazón es toda una aventura que quise y quiero seguir emprendiendo. Como siempre te comento, nunca sé con qué vas a salir, siempre expectante, impaciente, a veces hasta gruñón con tus respuestas totalmente fuera de serie, sacadas de un guion de película de suspenso, el miedo es mi principal aliado. Sin embargo, posterior a ese miedo que me paraliza, a ese impulso desenfrenado por saber que dirás, viene la risa y el jugar de besos con abrazos que terminan con un “ya cálmate Victorino”, a veces me pregunto mientras me lo dices “¿Cómo calmarme si tengo todo con la bendición de