Porque un año es como 365 días contigo
Parar, sentarme, acostarme. Estas
tres actividades he estado haciendo desde que me senté para escribirte, muchas
emociones vienen ahora, a su vez me impulsan a escribir como también me
paralizan, no sé por dónde iniciar.
Querer hacer esta carta romántica
la vuelve más compleja. Mis días contigo son de completo romanticismo, un
romanticismo que a ojos de tu madre no
se llega a entender, pero a los ojos mi corazón es toda una aventura que quise
y quiero seguir emprendiendo. Como
siempre te comento, nunca sé con qué vas a salir, siempre expectante,
impaciente, a veces hasta gruñón con tus respuestas totalmente fuera de serie,
sacadas de un guion de película de suspenso, el miedo es mi principal aliado.
Sin embargo, posterior a ese
miedo que me paraliza, a ese impulso desenfrenado por saber que dirás, viene la
risa y el jugar de besos con abrazos que terminan con un “ya cálmate
Victorino”, a veces me pregunto mientras me lo dices “¿Cómo calmarme si tengo
todo con la bendición de Dios frente a mí?”.
Tus ojos que todo observan, desde
el pequeño animalito hasta aquel viejito que va subiendo un bus, han sido para
mí un despertar de un nuevo camino que no conocía. Suficiente una mirada para
hacer cosas que mi cuerpo no sabía que era capaz (quizás bailar regueton).
Aquellos ojos color sol, color miel, color esperanza, color amor, traspasan mis
enojos y mis caprichos, son suficiente para eliminar mi orgullo y mi constante
incomprensión del mundo.
Como toda pareja hemos pasado por
sucesos que ha fortalecido la relación, desde peleas hasta a reírnos hasta
llorar ¿Por qué contarlo? Para engrandecer tus virtudes, porque lo vale. Tu
paciencia a mi parecer infinita con todas mis quejas, con todos mis celos, mi
querer atención siempre y tú siempre disposición (claro con un “está es la
última” sin embargo no lo es) de volver a mimarme, han hecho que este año sean
de estudiarlo y amarlo, porque encontré un verdadero tesoro.
Lo que más me sorprende de ti, o
quizás lo que más me llena de esperanza para con el mundo es tu capacidad de
cambiar, tu capacidad de poder decir “aquí cierro un capítulo” y tu inminente
voluntad de cumplirlo. Es lo que más admiro de tu esplendor, tu capacidad de
decidir cada día que serás mejor que el anterior.
Cada párrafo que escribo en
realidad debe ser una lección personal, pues tu amor primero, tu amor fuerte,
tu amor apasionado, tu amor que no entiendo, ha logrado convertir al mundo más
importante que llevas puesto en una versión de avance y pureza, y ese eres
tú. Tu gesto amable, tu palpar dulce y tu
mirada inocente hace que cualquiera esté dispuesto a abrir su espíritu e
intentar, intentar ser esa mejor versión que todos podemos ser.
Con cuanto ímpetu he querido
escribir sobre los valores, sobre lo que debe entre comillas ser correcto y no
(quien soy yo para hacerlo), pero no halle mejor forma de hacerlo que
inspirándome en la mujer con la cual deseo aventurar la vida. Gracias por estos
365 días de iluminación y de total despertar.
Un abrazo y un te amo, para
despedir este año que para mí han sido como 365 días a tu lado.
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