Último paso antes de la libertad

Un cerrar de ojos, apretar fuerte el volate, abrir los ojos, alzar la mano para saludar al guardia:
-         
-           -  Soy Interno de medicina trabajo aquí.
-          - Identificación.
-          - Se me perdió, por favor estoy tarde.
-          - Pase, pero solo por esta vez, renueve el carnet.

Cómo olvidar esa sensación de decir: solo 2 meses más y estoy fuera. El luchar de nuevo con guardias de 24 horas y cesáreas innecesarias, fue para mí todo un peregrinaje de sacrificios, un sendero medio iluminado y una sonrisa que resaltaba en aquellos pasillos solitarios y algunas veces tristes.

En esta rotación de ginecología, encontré quizás al doctor más trabajador de todos, encontré a la doctora más humana de todo el internado y finalmente conocí al doctor que hace reír a todos. Finalmente también me encontré desafiando a mi familia y de manera constante sacándome de mi zona de confort
.
 Siempre en esta última rotación me preguntaban: “Y tu Victorino, ¿Qué harás?” Cómo decirles sin temor: “Me dedicaré a escribir”, yo mismo tenía la duda de si realmente iba a ser posible eso, además el típico comentario de: “Pero ¿6 años de medicina para no ejercer?” y para dar el último toque, siempre escuchar “Pero tu familia tiene linaje de doctores, te llueve limones, ¿Por qué no hacer limonada?”.


Alguna vez escuché: Las personas mueren realmente a los 25 años, pero no se dan cuenta hasta los 75 que son enterradas. No entendía realmente esa frase, hasta que escuche una estadística que decía “el 80% de las personas económicamente activas, no están felices con sus trabajos”. Ahí recién entendí esa frase, es decir que solo 2 personas de cada 10 se dedican a lo que les gusta, el resto a los que le tocó.  Y Yo te pregunto a ti ¿Qué esperas para formar una rebelión dentro de ti, y apostar por lo que te apasiona?

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