Un viaje hacia lo profundo

El día de ayer, uno de diciembre del dos mil dieciséis, tuve la oportunidad de salir a hablar con dos grandes amigos. Por mi decisión fuimos a hablar a Burger King, ya que estaba con muchas ganas de tomar un milkshake de chocolate. Todos sabemos que la filosofía y lo profundo no se lo habla en un lugar para hablar de ese tema, más bien tu creas el lugar para hablar de lo más íntimo de los desafíos de la humanidad.

Entras a un mundo que no existe, pero si, al mundo que debería existir, te pregunto ¿Qué pasaría si decidiéramos hacer de todo lo profundo nuestro modus operandi? Pero ¿Qué es la profundidad? ¿El hombre puede vivir sin Dios? ¿Los principios que nos rodean son los correctos? ¿Qué clase de mundo te creas tú? ¿La gente vive o sobrevive? ¿Las personas viven conscientes o no? ¿La responsabilidad de las guerras y todas las catástrofes son causadas por la destrucción del núcleo familiar? ¿Donald Trump instauró el odio hacia los latinos en un pueblo sin educación y desesperado? Amigos, muchas preguntas por resolver, pero horas para conversarlas. Así empezó mi primer sorbo de aquel delicioso milkshake de chocolate.

¿Somos capaces los seres humanos de crear un portal a otra dimensión? Diría que sí, y la respuesta sería citando a aquel personaje amarrillo de pantalones cuadrados tan reconocido que alguna vez dijo “Imaginación”. ¡Así es! Todo radica ahí. Pero es importante saber con quién viajas hacia esa imaginación, creando un mundo paralelo al actual y olvidando cualquier desafío personal e intentando buscar soluciones para todos.

¿Por qué tener cuidado? Digamos que nos encontramos en una carretera amplia de ocho carriles, sin límites de velocidad ¿Correrías mejor con alguien que sepa del mundo de automóviles, o con alguien quien no sepa nada de eso? Lo mismo es cuando quieres introducirte a un mundo inexistente, y que solo tú tienes la capacidad de crearlo con alguien más. Cuidado y creas un mundo superficial, aterrizando a tema inocuos y sin carencia de aprendizaje.