Finalizando El Diario Viajero
El Diario Viajero con
pena y cierto apego, recogió sus pensamientos, con una breve inclinación de
respeto y rezo, abandono la ciudad del egoísmo y progreso
En su camino de
regreso, se preguntó
¿Cómo es posible
tantos intelectuales pero tanto egoísmo?
Aquellas almas
abandonadas, estaban muriendo bajo el frío de la indiferencia de estos
intelectuales consumidores de la caridad
Te bendigo, pero te
maldigo ¡Cómo quisiera gritar que encontré la ciudad de los antepasados! Pero
mientras buscaba luz, encontré lujuria, mientras buscaba reflexión, encontré
consumo…
Cansado, con la vista
desorbitada, logró ver un pajarito que partía
Y recobrando vuelo
con aquel pajarito, voló hacía la ciudad del calor.
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