Tranquilidad luego de correr

El despertar del hombre, es equivalente a un estallido potente que coge de sorpresa a los que se encuentran cerca, y a los que están lejos les provoca cierta ansiedad que puede confundirse con miedo o simple curiosidad. Tus ojos que no ven, serán el día de hoy abiertos al mundo, pero depende de ti, si deseas librarte o permanecer preso de ti. – Me indica una voz desconocida.  

Te sacaré el vendaje y te dedicarás a correr, hasta que encuentres la salida.

Ahora, corre.

Sentía como rodaba poco a poco ese vendaje por mi rostro, abrir mis párpados me causaba mucho miedo ¿Por qué?... Finalmente tuve razón, al abrir mis párpados, no pude percatar luz alguna, solo oscuridad, eterna oscuridad. La misma oscuridad que ocupa la vida de todos, ya que la vida es un ligero relámpago de luz, para luego volver a lo mismo, oscuridad perpetúa.

La voz que me decía “¡Corre!” se acentuaba cada vez más fuerte en mí, note como mis piernas reaccionaban  y al pararse, comenzar a moverse poco a poco, hasta que cogí tanta fuerza que no me había dado cuenta que estaba corriendo sumamente rápido.

No sabía a donde correr, no lograba visualizar punto alguno, tenía miedo de tropezar o chocarme fuertemente contra algo o alguien, pero el miedo no me paralizaba. Estaba esa voz, esa voz que no paraba de decir “¡corre!”, no sé por qué no podía parar, solo corría, no sabía si lo estaba haciendo en círculos o de manera recta, solo sé que estaba corriendo.

Ya llevo mucho tiempo corriendo, no sé qué me habrán dado, pero no me he cansado hasta ahora.  Siento que he corrido por horas, nunca he tenido tanto físico, ya el cansancio me está agobiando, esa voz sigue en mí... Corre.

La salida no logro encontrar y la ceguedad no me abandona, un dolor fuerte llega a mi pecho y caigo adolorido, me agarro fuertemente el corazón , con ganas de arrancármelo y me pregunto:

¿Por qué nunca pare?


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