El cambio generacional del ayer y hoy

Es un hecho que cada generación, trae consigo un cambio, dichos cambios son los que nosotros, los que estamos en estos momentos formando la sociedad, tanto protegemos. “Los niños son el futuro”, es una frase que escuchamos a menudo, para darnos esperanza por un mundo mejor, un mundo que evoluciona no solo en términos de tecnología, sino también en bien y moral. Este dicho, posiblemente lo repitieron nuestros antepasados y a su vez nosotros, y posiblemente lo hagan los que vienen.

Previo a la globalización, podemos decir que antes de los 80, quizás hasta más atrás, existían instituciones bien marcadas pero a su vez, muy unidas, lo que ahora se puede ver como muy marcadas, pero pobremente unidas ¿Cualidad para nuestra sociedad? No lo sabremos hasta después de un buen tiempo. La familia como la religión, han sido frentes que siempre han permanecido  unidos, ya que una fortalecía a otra, quizás una más que la otra, pero finalmente entre las dos se sumaban.

Cuentan los mayores, que antes era muy común que los domingos  sean días festivos, donde cada familia se vestía con sus mejores trajes de gala y llevaban a sus pequeños a adorar al señor. Mañanas de luz, gritos por la casa, desayuno juntos y hasta quizás en algunas ocasiones una bulla que le causaba estragos a la madre, en resumen, una familia unida, donde se podría decir que quien bendecía esa estrechez era la madre Iglesia.

Ahora simplemente podremos asimilar momentos que vagamente recuerdan esos días, pero ahora ya no vemos a esa familia con sus mejores trajes yendo a misa, peor que vayan unidos,  cada quien por su lado, si es que terminan yendo todos ¿Bueno  o malo? No podríamos decirlo, ya que estamos en una transacción entre la obligación moral y la libertad moral, tendremos que observar bien este desenlace ¿La tradición se pierde o evoluciona?

No cabe duda que el núcleo de la sociedad es la familia con lo que la rodea (en este caso la religión), de la familia parte la sociedad, de la sociedad parte nuestros gobernantes, de los gobernantes nace la política, y de la política salen a la luz todos las instituciones sociales que van a poner un orden en el país.

Si algo podemos recalcar y aprender de la historia, es que no existe transcendencia en la política, es decir, no hay evolución moral. En resumen, podríamos decir que no podemos esperar nada diferente (respecto a lo moral) de la política de 100 años atrás con la política actual. Pero si tenemos algo que evoluciona y es lo que nace de la política.

La instituciones públicas realmente siempre marcan un antes y después de los gobiernos, muchas causas pueden ser, pero finalmente hay cambios asombrosos entre 50 o 60 años atrás con la actualidad. Lo que más se puede recalcar, es el orden que existe en las mismas, algo sistematizado para poder brindar al ciudadano un buen servicio. Cuando vemos en las instituciones públicas cierto orden, podemos sospechar de que arriba se están haciendo bien las cosas, ojo, que se dice sospechar.
Cualidad que se rescatan del antes y después de los servicios públicos, la limpieza, la fluidez, el mejoramiento de la oferta versus la demanda. Breves rasgos, que permite un progreso notorio, es realmente gratificante para cualquier ciudadano, sin olvidar nunca que lo que viene de afuera jamás representa lo que está adentro. Sin embargo es preciso destacar las mejoras y acentuar las críticas, para poder tener un mejor país.


Dentro de lo que concebimos como sociedad, jamás debemos de olvidar que todo  lo debemos es a la familia, cuando en ella no cultivamos integridad y los buenos hábitos que lo rodean, jamás obtendremos una religión con amor, una política justa e instituciones transparentes. 

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