Carta a un pequeño criptoinversor parte 1
Buscar es una acción que se repite constantemente a lo largo
de la historia, siempre estamos buscamos.
Buscamos desde lo más grande hasta lo más pequeño; buscamos
la verdad, buscamos amar, buscamos nuestro camino, buscamos a nuestros padres,
buscamos a nuestra pareja, buscamos el ticket de avión, buscamos la pluma que
se cayó, finalmente los más exóticos buscan el oro perdido, buscan la plata
guardada, algunos buscan algún tesoro escondido, entre otros más intrépidos,
buscan invertir para retirar y disfrutar, otros buscan una gran oportunidad
para entrar y ganar. Pero entre todas estas búsquedas me atrevo a decir que no
ha existido tanta búsqueda como ahora de hacerse ricos de manera rápida, no
importa la edad, es claro que los que más buscan esto, son aquellos que tienen
la sangre caliente y la mirada atrevida.
La aventura económica con más adrenalina que he vivido es
ahora, cuando me atreví a invertir en criptomonedas, específicamente desde
agosto del 2017, sin saber nada, solamente confiando en el poder de las mismas.
¿Por qué adrenalina? Sencillo, nunca he estado tan cerca de calcular medio
millón de dólares por una inversión o por un negocio. No digo que lo he
generado, porque no es así, pero dentro de los cálculos criptometricos son
posibles, aquí veremos el porqué.
En el respiro que tengo de conocimiento de criptos, sé que
hay varias opciones de inversión, y creo que es válido recalcarlas, para no que
no se preste a confusión nada de lo que se diga. Tu puedes invertir, puedes
hacer “trading” (capacidad de intercambio entre criptodivisas para recibir un
beneficio a cambio), y puedes también minar criptomonedas, dentro de estas
posibilidades, se abren nuevos abanicos, pero esos no los vamos a mencionar.
Queriéndome hacerme rico del día a la noche, me he topado
que las criptos requieren una virtud elemental de la vida, “la paciencia”.
Paciencia para no solamente soportar las caídas y todas las variantes de
noticias que recorren en este mundo, sino también la paciencia de las personas
que no creen y se burlan, en lugar de hacer fuerza para crecer juntos. Si
sabemos que algo es nuestro, son las criptos. Ahora se me viene la mente
aquella mítica canción de Tulio de 31 minutos “Y descubrí un mundo muy complejo,
Que estaba en mi imaginación…”
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