El camino dividido
Cierro el libro, miro hacia arriba, vuelvo a ver el libro, lo miro por atrás, lo miro por adelante. Que gran aventura fue haberte leído Platón, quizás no llegue a comprenderte en totalidad, pero me quedo claro la idea que quieres implementar sobre Sócrates “hay que razonar y cuestionarse lo más hondo posible”.
Ahora en estos momentos es cuando regreso al pilo de libros que están por esperarme “que vago he sido” me digo a mí mismo, tantos libros por leer y yo perdiendo el tiempo. Me acordé de aquel libro que me recomendaron para ampliar mi mente abundante “El Monje que vendió su Ferrari”, sabía que los monjes tenían mucho dinero me digo mientras rio.
Dos tiempos, dos mundos, dos profesores. Oriente-Occidente, meditación-reflexión. Al terminar de leer el monje que vendió su Ferrari, mi idea sobre que todos los libros de enseñanza llegan a un solo punto se fortaleció. No importa si mi maestro es aquel, o si las técnicas que aplico son milenarias, o apenas recientes. Lo importante es poder entre todos confabularnos para hacer cada día un ser humano mejor y que eso logre repercutir para que la sociedad tenga un impacto positivo.
Sócrates me enseñó que no debo de creerme todo y reflexionar, valerme por mí mismo, no traicionarme es lo que debo de llevar por delante. Los monjes de oriente, me enseñan que para llegar a la sabiduría debo de recurrir a la meditación, a hacer de mí un templo. Todas estas enseñanzas para un mismo fin, conocerme mejor para poder servir más.
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