Entre la agonía y el pensamiento lúcido
Estar en lo soñado y volver a lo real, es todo un impacto de
dolor. Hay varias etapas en la vida, no importa la edad, no importa el momento,
solo están. Está es la etapa en la cual sabes que vas haciendo las cosas bien,
estas planificando algo, sientes que todo va cerca y te atreves a poner freno
de manos a la vida…
Dejas volar tu imaginación, buscas sentarte en ese banco
viejo de aquel parque que solo paraste para tomar una coca cola, el sol está
muy fuerte, hay muchas cosas que hacer, tienes miedo también, quizás es lo que
más te paraliza, pero a pesar de todo, te atreves a imaginarte ya no tomando
una coca cola en un parque ya viejo con aquel carro también viejo, que te trae
más problemas que el mismo gobierno, te ves ahí de manera exitosa pidiendo a alguien
que te vaya a ver esa cola, sentándote
en una cómoda oficina, impactando a muchos, sabiendo que abajo o afuera está tu
carro esperándote, nuevo, sin ningún sonido,
si le pasa algo, sabes que arreglarlo no será un problema, todo va
fluyendo, regresas un rato, ya se hace tarde, sonríes porque te sientes
poderoso, sabes que todo está cerca, botas la cola, te paras, caminas hacía el
carro, saludas con todos y hasta al que puedes lo ayudas con algo, abres el
carro, te sientas, cierras la puerta, miras que no viene nadie, pones la llave
para encender el carro, segundos después, sabes que no podrás ir a todo lo que
tenías que ir… ¿Aló? ¿¡Aló!? ¿Puede venir a ver el carro? Sí, me quedé botado
de nuevo…
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