Un tiempo desesperado
- Vamos subiendo, la vista ha de ser fabulosa.
- Vamos guapo, la historia nos espera.
- Mientras caminábamos una luz potente brillaba sin parpadear en el fondo de la ciudad.
- ¿Qué será? Me pregunte, mientras me agachaba a amarrarme mis zapatos.
- ¿En qué piensas? Preguntó mi dulce y pausada enamorada.
- En que sería la vida sin ti, por supuesto.
- ¡No te creo! Siempre me mientes, y un color rojo iba iluminando su cara.
- Sabes nena, a veces no sé cómo hacen los ateos, nunca podrían ganarle a Dios.
- ¿Por qué dices eso?
- Dios existe, pero Dios siempre ha existido y jamás va a dejar de existir, a su vez esta fuera del tiempo. Algunos ateos se hacen por la simple razón de no ver las obras de Dios, entonces en su dolor y coraje, deciden comenzar a desafiar a Dios, viviendo de manera correcta sin él, pero así “ganen”, basado en la primicia de que si existiese, a Dios no le va a “perjudicar”.
Por otro lado, si los ateos eliminan a Dios de la existencia humana, tampoco podrían vencerlo, pues no existe y sus luchas interminables por demostrar que Dios no existe, no servirían de nada, pues luchan contra nadie, entonces siempre van a estar perdiendo.
- Hablas tonteras mono, tomemos un helado, y deja que Dios ilumine a aquellos que no saben pelear del lado correcto.
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