En el diario vivir encontramos aprendizajes y recuerdos

He estado muy nostálgico desde que comencé a escribir diariamente, era un sueño. A los 17 años me gradué del colegio y dentro de mi mente estaba una sola proyección: Cambiar el mundo. Ideal de muchos chichos, sobre todo si creces dentro de una casa donde el referente más grande es Jesús (el revolucionario más grande de todos los tiempos según yo). Y súmale el hecho de crecer con la lectura a tu lado, jamás falto una charla sobre el Che Guevara, Tolstoi, las borracheras de Hemingway, y hasta aquella lejana Oriente con todos sus renunciantes.

Sin embargo una línea estaba trazada, la medicina. Abuelo médico, Papá médico, Mamá médica ¿Qué esperar del único hijo hombre? Quizás ya sepas: Médico. Empecé mi carrera, pero jamás sin dejar de hacer lo que más amaba, la lectura. ¡Qué poder tiene la lectura! Tu que lees esto, quizás ya lo estés sintiendo, pero que hermoso que es leer. A veces en clases, no podía prestar atención por estar leyendo, y  fueron algunas veces las que me retaron por estar leyendo cualquier cosa menos medicina.

Lo que no entendían aquellos buenos maestros, es que existe un dato muy crucial para una humanidad mejor ¿Sabías que aproximadamente el 80% de las personas que son económicamente activas, no están satisfechas con sus trabajos/empleos? ¡Que dato! ¿Por qué ocurre esto?

Mi sueño, desde que sabía que estaba a punto de graduarme de médico, era  tener la posibilidad de poder sentarme y comenzar a escribir diariamente. Este artículo lo he dedicado para todos aquellos que se encuentran en el 80% y para los que quieran compartirlo también. En base a lo que he vivido, quiero dejar una huella, pero para dejar una huella, tengo que vivir con pasión, imposible que no sea así. Por ende, narraré con tu permiso, historias que he vivido en mi último año de medicina, y cómo es posible, estando en la posición que estés, salir y buscar tu verdadera pasión. Yo lo estoy haciendo y te pregunto ¿Qué tanto quieres vivir realmente?