Atrapado en la verdad
Cuando las luces se apagan, suele llegar la lámpara que ilumina o quema. Cuando Juan Ignacio decidió caminar por el sendero de la curiosidad y tempestad, muchos le advirtieron. En el trajinar de los días, Juan Ignacio iba con migajas de duda que trataba de disipar con el pensamiento profundo. Reflexionar era para el, uno de los momentos de mayor placidez en el día. Un día leyó que René Descartes, tenía una habitación donde se sentaba horas y horas en silencio solo a pensar !que ocioso se sentía! El cuento es largo, pero el climax corto y caluroso. Aquel que llevaba una lámpara el día que Juan Ignacio decidió abandonarse por completo al pensamiento crítico, un día lo llamo, sabía por donde Juan Ignacio flaqueaba. Te invito a una obra social que voy a llevar a cabo - Me encantaría- Dijo nuestro personaje El día pactado llego. Un despertar perezoso, un abrir de ojos cansado y ese sol, el sol que pegaba muy fuerte. Una tos que no pasaba con nada, una rinorrea feroz, ese escalofrío